martes, 24 de marzo de 2009

Actos Sucios II

Un sonido insípido rodea las horas perdidas mirando aquella vieja fotografía, esa ridícula sensación de melancolía y hastió vuelve a embargarme y siento ganas de escapar de nuevo. Pero hacia donde? Siento la llamada del mar como un canto de sirena y aun así no soy capaz de tomar una decisión. Abrazado a la desidia provocada por el humo de la adormidera, que satura este, mi ultimo refugio, intento encontrar la botella. La mitad del ron se a derramado por el suelo y el patrón sinuoso que dibuja el charco me recuerda de nuevo a ti.
-Basta!- Me digo, pero no se si llego a pronunciarlo.
Bebo un largo trago que me produce nauseas pero me obligo a seguir tragando. Comienzo a marearme y vuelvo hacia el camastro. Debo soltar la botella en algún momento porque la escucho estallar contra el suelo. Maldigo sin mucho énfasis y doy tres profundas caladas a la pipa.
El viejo tigre de Blake vuelve a visitar mis sueños, montado esta vez por una amazona de pelo dorado. No necesito mirar su rostro para saber quien es, no creo que pueda soportar verlo de nuevo. Intento huir.
Me interno entre la espesura y llego a un oscuro río que se pierde entre la negra jungla. Un terror antiguo me sobrecoge, el río hiede a locura y deshumanización, un destartalado barco de vapor lo recorre sin mas tripulación que un escuálido pájaro negro posado en la regala de popa.
El pájaro abre el pico en una mueca cruel pero lo que se oye es un grito desgarrador de rabia y miedo.
Despierto en el suelo, desnudo, mi sangre se mezcla con los cristales y el ron, sigo gritando hasta que soy consciente de la situación. Me río, las carcajadas resuenan con un eco burlón contra las paredes hasta que se convierten en llanto. Un llanto desesperado y seco.

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