sábado, 24 de julio de 2010

Quién le pone el cascabel al gato

Perdí siete vidas, en un suspiro, mirándote a los ojos y comprendí. La sombra de la mala suerte que se deslizaba junto a las llamas siempre estuvo allí, paciente, esperando el destello de la ilusión para crecer. Fría, arqueando la espalda sobre la losa, lamiéndose la pata distraida. Viendo lo que hay mas allá, indiferente. Jugando con la presa hasta el aleatorio golpe final. Sigo arañando las paredes.

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