Ese sabor acre, tan familiar, en la saliva,
la opresión en el pecho abrumadora,
el cuerpo, sin fuerza, desmadejado,
las lágrimas que no alcanzan la salida,
esas ideas que se repiten cada tanto,
el deseo de dormir durante días,
la negación irracional de lo sabido,
esa necesidad de soledad y silencio,
el desencanto reflejado en la mirada,
la voz escondida en la garganta,
el orgullo que no inflama casi nada,
la voluntad como ultima esperanza.
El viaje de la familia moderna
Hace 2 años
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