Las luces de la ciudad,
reflejadas en la lluvia nocturna
recorren inciertos caminos
ganado y perdiendo intensidad.
La brisa que ya se lleva el estío
refresca la mente, aliviando el peso.
Dos cuerpos se estrechan levemente,
temerosos del pasado incierto,
aun así reconfortados.
Contemplando a través de los charcos
un futuro esperanzador.
Fingiendo por un momento
que no pasa nada.
À bord du bateau pirate
Hace 5 años