martes, 19 de octubre de 2010

Dilige, et quod vis fac

Las luces de la ciudad,
reflejadas en la lluvia nocturna
recorren inciertos caminos
ganado y perdiendo intensidad.
La brisa que ya se lleva el estío
refresca la mente, aliviando el peso.
Dos cuerpos se estrechan levemente,
temerosos del pasado incierto,
aun así reconfortados.
Contemplando a través de los charcos
un futuro esperanzador.
Fingiendo por un momento
que no pasa nada.

1 comentario:

  1. eso no te lo crees ni tú. ten cuidado con lo que haces amo.(y dirás, lo mismo podías hacer tú mona) pues si, tendrías toda la razón del mundo

    ResponderEliminar